lunes, 23 de septiembre de 2019

Proyecto de modificación conductual.


o Conducta de tratamiento
El perfeccionismo es un concepto que usamos mucho en psicología. Viene a ser la convicción que tienen multitud de personas de que se puede, y además se debe, alcanzar la perfección. Es decir, el extremo del buen hacer, sin errores y sin equivocaciones. De forma que el resultado obtenido agrade a todo el mundo.
El perfeccionismo es una actitud irrealista y puede llevar al sufrimiento más letal. Por otro lado, no deja de ser cierto que la actitud perfeccionista tiene una cara positiva: los artistas que continúan su obra hasta conseguir el lienzo que imaginaban en su cabeza o el cirujano que no cierra la intervención hasta no estar convencido al cien por cien de que ha terminado de extraer totalmente el tumor.
Esta actitud, sí es beneficiosa, pero hay que tener claro que estas personas, a pesar de ser perfeccionistas consigo mismas, no creen en un perfeccionismo absoluto. Se arriesgan y se esfuerzan, queriendo hacerlo lo mejor posible, pero a sabiendas de que van a tener que permitirse el error que todas sus acciones y resultados van a tener.
La última actualización del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el DSM-V define el TOC de la siguiente forma.
Se trata de un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal. Se manifiesta a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia.
o Medio de registro que usarás para evaluar tus respuestas.
Registro continuo (anecdótico)
El observador registra en forma descriptiva y secuencial las conductas (verbales, no verbales) que acontecen en un contexto durante un tiempo predeterminado.
Características fundamentales:
-           Requiere de poco equipo.
-           Se describe un hecho significativo tal cual como sucedió.
-           Se describe la circunstancia en que éste tuvo lugar.
-           Se añade un comentario con apreciaciones del observador.
-           Ser breve pero con suficiente detalle para comprender el significado.
-           Registrar incidentes tanto positivos como negativos.
-           Citar frases significativas “entre comillas”
-           Preservar la secuencia, hacer una fotografía mental y describir.

Ventajas del registro anecdótico y descriptivo
          Describen la conducta tal y cual se produce.
          Proporcionan datos sobre el proceso (cómo lo hace).
          No interfiere con la espontaneidad del niño.
          Pueden ser registrados y agregársele información.

o Análisis del ambiente

Evaluación funcional

La bibliografía sobre perfeccionismo ha descrito varias de estas tendencias a evaluar críticamente. La primera de ellas tiene que ver con el nivel de preocupación por los errores en el desempeño (ejecución): este debe ser perfecto o no sirve. Cualquier mínima falla constituye un fracaso (Frost y cols., 1990). Una segunda tendencia evaluadora relacionada que se enfatiza en la bibliografía sobre el perfeccionismo es la duda acerca de la calidad de la propia acción (Hamachek, 1978). Dicha experiencia ha sido extensamente descrita en la literatura sobre experiencias obsesivas como una sensación de incertidumbre referida a una acción o creencia (Frost y cols., 1990). Además de la preocupación por los errores y la tendencia a dudar sobre la calidad de las acciones, varios autores describen a los perfeccionistas como personas que conceden gran importancia a las expectativas parentales. Una de las mayores contribuciones en esta área (Frost, Lahart y Rosenblate, 1991; Hollander, 1978; Hamachek, 1978; Pacht, 1984) describe tal interés como el núcleo y etiología del desorden. En efecto, se ha hipotetizado que los perfeccionistas han crecido en ambientes en donde el amor y la aprobación son condicionantes; para sentir amor y aprobación las personas deben ejecutar sus acciones con altos niveles de perfección. Cualquier falla o error trae aparejado el riesgo de ser rechazado por los padres y perder así su amor, por lo que los perfeccionistas sienten que los padres establecen criterios que ellos mismos no pueden alcanzar, significando el fracaso en cumplirlos una pérdida potencial del amor y la aceptación parentales. Estas nociones son tal vez los componentes centrales del perfeccionismo (Frost y cols., 1990). En referencia a esto último, resulta interesante citar un estudio realizado en Taiwán (Cheng, Chong y Wong, 1999; cf. Wang y cols., 2007) con un grupo de estudiantes en el cual los investigadores utilizaron una versión china del FMPS (Frost Multidimensional Perfectionism Scale), no encontrando puntuaciones significativas en la subescala que mide la crítica parental, lo que resultó paradójico de alguna manera, ya que en la sociedad china el comportamiento de un individuo refleja por lo común el honor de la familia o del grupo al que pertenece. La diferencia en la estructura factorial del FMPS chino sugiere que los niños chinos perciben a sus padres de forma diferente cuando se les compara con sus homólogos de Estados Unidos, país en el que se han hecho más estudios sobre este tema (Wang y cols., 2007).
Un último rasgo característico que a veces se utiliza para caracterizar a los perfeccionistas es el de dar demasiada importancia a la precisión, el orden y la organización. Hollander (1978) describe dicha característica como la tendencia a ser meticuloso y exigente y poner un énfasis extremo en la pulcritud. Este autor fue de los primeros en definir el perfeccionismo, considerándolo como “la práctica de demandarse a sí mismo y a los otros una alta calidad de ejecución que es requerida por la situación” (Hollander, 1978). Alternativamente, las personas con perfeccionismo disfuncional son propensas a evitar situaciones que le exijan conocer sus normas perfeccionistas; por ejemplo, la procrastinación (descartar el empezar una tarea porque el deseo de completarla perfectamente la haría difícil o displacentera) (Frost y cols., 1990), o terminar tareas prematuramente porque es poco probable que se logren las normas perfeccionistas (Antony y Swinson, 1998).

o Diseñar un plan (integrando el objetivo, tiempo de tratamiento, desglose de la conducta general en pequeñas conductas objetivo a ir trabajando, los reforzadores a utilizar cada vez que se cumplan las conductas o respuestas objetivo y el registro diario de las conductas)

Psicoterapia a pie de cama
            Desde el primer día el psicoterapeuta se encargará de escuchar y ayudar a entender y afrontar el tratamiento del paciente. Los objetivos fundamentales que es necesario conseguir son dos:
1.    Apoyar el proceso de realimentación y renutrición y,
2.    Apoyar el doloroso proceso mental de salir de la enfermedad.

Las técnicas, que suelen utilizarse en la terapia, son:
·         Elaboración por la paciente de una autobiografía (en pasado, presente y futuro).
·         Realización de árbol genealógico con la ayuda de los padres, y
·         Elaboración de un Diario que será trabajado conjuntamente por el paciente y el psicoterapeuta.
·         El psicoterapeuta se debe transformar en una caja de resonancia en la que quepan las quejas del paciente respecto a su tratamiento, médicos, enfermeras, familia, comida, su cuerpo, etc.
·         Utilización de un sistema progresivo de refuerzos o privilegios que se adquieren en la medida en que se consigan las metas propuestas en el tratamiento.
·         La relajación suele ser la técnica más usada para controlar la ansiedad de los pacientes, y generalmente, es dirigida por enfermería.
·         Exposición controlada y prevención de respuestas.

 Trabajo en grupos con los familiares
Los padres son elementos de absoluta transcendencia para la eficacia del tratamiento; por ello, han de participar activamente en el proceso terapéutico (Vandereycken et al., 1991).
Las reuniones de grupo se suelen realizar con periodicidad semanal. Son grupos de estructura abierta.
Los objetivos fundamentales son:
·         De tipo informativo: Se deben abordar los aspectos diagnósticos de la enfermedad, sus causas, así como las posibles graves complicaciones, su curso evolutivo y, por supuesto, las posibilidades de curación definitiva en la que ellos deben participar. Así mismo, se le deberán proporcionar pautas encaminadas a la adquisición de hábitos saludables con respecto a los TCA, entrenamiento para actuar durante las horas de comida..., en definitiva, un intercambio de información entre terapeuta y familia.
·         De tipo terapéutico: Será preciso, entre otros, calmar la ansiedad de los padres y procurar quitar los tan frecuentes sentimientos de culpa.

o Evaluación de resultados
El pronóstico es favorable, la paciente cuenta con adecuados factores de protección que le han permitido, a pesar de sus padecimientos tener una vida funcional y satisfactoria en áreas importantes, como la escolar.
Es importante que la paciente identificará las conductas que no corresponden a sí misma, sino más bien a creencias que nacieron en un primer momento de su vida y en la actualidad involucra a la toma de decisiones como individuo adulto e independiente.
La paciente pudo darse cuenta que puede ser sensible, empática a las necesidades de los demás pero sobre todo a las propias, el que sea productiva en muchas áreas le permite llegar a metas, lo cual es benéfico, pero al mismo es importante identifique como es la forma de relacionarse, pues cuando estas expectativas no son alcanzadas, aumenta la frustración pero también la ansiedad, si no se equivoca como aprenderá a saber que siente y en realidad que requiere de forma genuina, por otro lado abordamos el tema de las necesidades acorde a su edad y rol de hija, ya que parte de estas exigencias pueden estar encaminadas a no diferenciarse de la madre y mantener dichos síntomas a través de sus pensamientos y conductas .

o Programa de seguimiento y mantenimiento

Se recomienda que el número de sesiones aproximado para que la técnica sea eficaz sea de 15, con una duración media de 1-2 horas cada una (Vallejo-Pareja, 2003). Uno de los aspectos fundamentales a trabajar durante el progreso de la intervención psicológica es la anticipación y el afrontamiento adaptativo de las más que probables recaídas que el cliente puede tener. En este sentido, es necesario adecuar las expectativas del cliente y que éstas sean realistas, puesto que el TOC es un trastorno persistente y, aunque aparentemente pueda parecer que el cliente ya no presenta síntomas, es frecuente que reaparezcan. Para ello, algunas recomendaciones que pueden beneficiar a la persona con trastorno son las siguientes (Pedrick y Hymans, 2003):
- La recaída no es sinónimo de fracaso, sino que es una nueva oportunidad para volver a aplicar y reforzar las habilidades aprendidas durante la intervención (por ejemplo, si fuese posible, volver a exponerse inmediatamente a la situación temida). Por tanto, conviene que el terapeuta anticipe al cliente que una recaída es algo normal que puede ocurrir, que es simplemente un paso atrás –y no una vuelta al principio- en lo que ya se tenía conseguido y que puede surgir por dejar de hacer  los ejercicios de mantenimiento o por estar sometido a situaciones de estrés. Con frecuencia, cuando la recaída es grave, el cliente tiene miedo a “volver a la conducta problema” y conviene recordarle que en ningún caso es igual que tener el TOC como antes del tratamiento ya que en este momento tiene las herramientas necesarias para afrontarlo. Si esto ocurre, es útil que el cliente sepa que no pasa nada, que lo importante es que retome la situación tal y como esté en ese momento y aplique las técnicas aprendidas durante la intervención. En el caso de que el cliente tenga dificultades para realizar lo aprendido o le sea imposible, debe pedir ayuda al terapeuta.
- Prestar atención a los síntomas incipientes antes de que se agraven y se conviertan en evidentes. Puede ocurrir que el cliente deje de tener los síntomas principales, rituales antiguos con los que comenzó la intervención, pero desarrolle otros rituales nuevos menos intrusivos, pero que hay que prestarles atención (por ejemplo, tocar la pared cuando se pasa por una puerta o comprobar la cocina antes de dormir, incluso aunque no la haya utilizado en todo el día).
- Es frecuente y normal que la persona que realiza grandes progresos pase por una fase en la que se sienta deprimido por el tiempo perdido debido al trastorno. Es beneficioso recordar al cliente que todos esos momentos han sido necesarios para llegar al punto en el que se encuentra en la actualidad.
- Apreciar las pequeñas mejoras diarias, ya que juntas se suman a la ganancia más grande. En Gavino (2008) puede encontrarse más información sobre cómo ha de exponer el terapeuta el abordaje de las recaídas al cliente.

Generalmente resulta muy difícil llenar esos periodos de tiempo con preocupaciones. Eso se debe aquel cuando te obsesionas, luchas por pensar positivamente o por detener las preocupaciones. Pero cuando dejas de luchar y voluntariamente eliges preocuparte, las obsesiones que habitualmente se inmiscuyen en tu mente no pueden mantenerse en sí mismas ni siquiera un cuarto de hora.
Una vez más, es difícil mantener una obsesión a menos que, simultáneamente te resistas a ella. Por tanto, si te quedas sin preocupaciones es buena señal, pero aun así continua esforzándote por preocuparte, durante todo el periodo de tiempo establecido, aunque te tengas que repetir los mismos pensamientos inquietantes.
El tiempo de preocupación cotidiana también te ayudará a utilizar la técnica del apartado anterior, de Posponer las preocupaciones, con mayor eficacia. Cuando aparezcan espontáneamente tus preocupaciones (o tus dudas u obsesiones) recordaras lo difícil que te resulta conseguirlo cuando así te lo propones y eso te ayudara a posponer la preocupación de ese momento, dejándola para el momento preestablecido.
La combinación de ambas técnicas (elegir espacios de tiempo para preocuparte y posponer las preocupaciones cuando aparecen fuera de esos periodos) aumentara la sensación de autocontrol autoeficacia.

Referencias

1.    Asociación Psiquiátrica Americana (1998). Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos Mentales. (4ª Ed). Barcelona: Masson.
2.    Beck, A. (1983). Terapia Cognitiva de la Depresión Bilbao. Desclée de Brower.
3.    Burin, M. & Moncarz, E. (2000). El Malestar de las mujeres: la tranquilidad recetada. México, DF: Paidós
4.    Bowen, M. (1991). De la familia al individuo: la diferenciación del sí mismo en el sistema familiar. primera edición.México: Ediciones Paidós
5.    Bowen, M. (1989). La terapia Familiar en la Práctica Clínica. Vols. 1 y 2. Bilbao: Desclée de Brower.
6.    Bowlby, J. (1993). El Vínculo Afectivo. Barcelona: Paidós
7.    Caballo. V. A. (2004). Manual de trastornos de la personalidad. Madrid: Editorial Síntesis
8.    Cardenal, V. Sánchez, M.ª Pilar; Ortiz-Tallo, Margarita. (2005). Los trastornos de personalidad según el modelo de Millon: Una propuesta integradora Clínica y Salud,
9.    Colegio Oficial de Psicólogos Madrid, España.
10. Gavino, A. (2008). El trastorno obsesivo-compulsivo. Manual práctico de tratamientos psicológicos. Psicología Pirámide.




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